Hoy en día, el escribir se volvió un factor importante en la vida de muchos jóvenes y adultos.
¿La razón?
Aún no la sé bien, pero puedo asegurarte que para varios se ha vuelto una forma de escape de la vida tan rápida que se vive últimamente, dónde estamos acostumbrados a tener estímulos constantes en redes sociales. El scrolling se volvió nuestra rutina, un escape de la realidad y, tal vez, de nuestras emociones. Queremos tener ese estímulo rápido que nos haga olvidar de nuestros deberes. Pero, ¿realmente descansamos?
A veces, el estar tanto tiempo frente a una pantalla te disocia de tu vida real y de los verdaderos estímulos que valen la pena, como mirar un bonito atardecer o simplemente disfrutar una buena taza de café con buena compañía. ¿Y a qué viene toda esta introducción?, te preguntarás.
Está comprobado que escribir ayuda a desconectar de una manera más real y más amable para tu mente, donde tus sentimientos fluyen en un papel tangible. En la escritura descubres el autoconocimiento; te das cuenta de que tienes un lugar donde nadie te juzgará y que esa escritura es una introspección de lo que eres tú y tu esencia. Puedes encontrar palabras que no sabías que te describían. La sensación de poder expandirte sin necesidad de aparentar o limitarte te hace sentir libre de demostrar en frases lo que realmente es tu realidad.
Escribir también ayuda a la ansiedad y a tener claridad mental. En varios artículos podemos leer que escribir 15 minutos es lo que necesitas para entrar en tu modo zen, porque te permites desconectar para conectar contigo, para entender tus emociones o simplemente dejar que un día especial quede para siempre escrito en papel.
Existen varias opciones que el mercado ofrece, como el journaling, que merece estar en este artículo, ya que te permite escribir de manera intencional sobre tus pensamientos, experiencias o metas. Como lo dije al principio, escribir es una herramienta que te ayuda a gestionar lo emocional. Pero, sobre todo, el journaling te guía si no sabes cómo empezar; te saca de esa intensidad que es la vida cotidiana hoy en día y te lleva a reflexionar. Es como una meditación en palabras, porque pones intención en cada frase que escribes.
Puede sonar raro para algunos y para otros una gran forma de permitir que tu cerebro transformar esas emociones en un lenguaje, en tu lenguaje. Y si te interesa, existen muchos tipos de journaling —lo bueno es que se adapta a tu estilo de vida: hay desde creativos y reflexivos hasta de gratitud y manifestación.
Entonces, para mí, escribir sí sana. Encuentras en él un refugio donde puedes desarrollar tus sentimientos más profundos, pero también descubrir tu propia creatividad y tus maneras de entenderte o entender al mundo.
Hoy en día es muy fácil escapar de lo que uno realmente siente o vive. Preferimos esconderlo o dejarlo atorado en nuestra mente y corazón, en lugar de soltarlo. Y está bien que a veces no quieras compartirlo con nadie; para eso sirve la escritura.
Eres tú, el papel y un bolígrafo. No tienes límites de nada. Créeme, te relajará saber que ese refugio que creaste será también el lugar al que querrás volver cuando te sientas perdido.
¿Quién no quiere descubrir su capacidad de entenderse y de captar cosas que tal vez no comprendía antes? Para mí, el mejor consejo para una persona que se siente perdida y necesita un escape de su “realidad” es que escriba.
El descubrimiento que uno encuentra es único. Además, cuando pones una buena intención en lo que haces o escribes, siempre saldrán las palabras adecuadas que necesitarás.
Así que esta es tu señal para ir por una libreta bonita —que se sienta 100 % tuya— y un lápiz o bolígrafo. Escribe, déjate llevar por lo que sientes y por tu creatividad. Tal vez logres algo extraordinario en ti. Estoy segura de que tu mente me lo agradecerá, y tal vez tu corazón también. Procura estar en un lugar tranquilo, si quieres, escuchando tu música favorita y con tu bebida preferida.
Déjate llevar. Créeme, es lo mejor que harás.
